La pasada pandemia impulsó de manera definitiva la digitalización del mercado laboral. Cambios como la integración de la tecnología o el teletrabajo han sido los más visibles, pero hay más: las empresas demandan otros perfiles profesionales.
Los estudiantes de hoy tienen tendrán que lidiar con un entorno laboral muy diferente al actual. Y en eso, la universidad tienen un papel fundamental. Las empresas buscan profesionales con conocimientos de su área de trabajo, pero que también posean una serie de competencias transversales. Entre otras cosas, se quieren trabajadores con interés por continuar formándose, con capacidad de adaptarse y liderazgo.
Se buscan 3 aspectos
La educación debe cubrir una triple dimensión: conocimientos técnicos, transversalidad y valores. El objetivo ya no es formar a los profesiones del futuro; hay que preparar a los alumnos para que sean capaces de adaptarse de forma eficaz a los cambios. Los recién titulados deben disponer de las habilidades digitales suficientes y contar con las competencias transversales necesarias para ser unos profesionales que se adapten al futuro. Se busca la capacidad de trabajar en equipo, de ejercer un liderazgo adecuado o de ser tolerantes a la frustración.
En ese cometido, la empresa debemos poner los medios y ofrecer sus recursos, para que el empleado pueda ser dueño de su propia carrera y vea estos cambios, no como una amenaza, si no como una oportunidad.
Principales cualidades de los nuevos profesionales
Entonces, surge la pregunta ¿cuáles son las principales cualidades que deben reunir los nuevos profesionales?
Por supuesto, la tecnología va a ser clave. Pero más allá, lo más importante será el aprendizaje continuo. La empleabilidad de un profesional crecerá cuanta mayor sea su curiosidad intelectual y sus ganas de formarse. A esto hay que sumar dos factores más: la adaptabilidad y la flexibilidad, claves para moverse adecuadamente a entornos laborales, a veces, inestables.
Universidad y aprendizaje
Está claro que la formación universitaria mejora la empleabilidad. De hecho, según la última encuesta de inserción laboral de los titulados universitarios del INE, los estudiantes que se graduaron en 2014 presentaban a finales del año 2019 una tasa de actividad del 93,6%.
Más allá de estos datos estadísticos, la universidad debe seguir creando una oferta educativa que posibilite adaptarse a los rápidos cambios del mercado laboral.